La industria de los videojuegos está en medio de un debate repetido ya bastante hasta al hartazgo, ese que dice que los videojuegos violentos son malos para las cabezas de lo niños. Pero esta instancia del debate involucra muchos abogados, asociaciones protectoras de la familia, al gobernador Schwarzenegger, y a la Corte Suprema de Justicia de California. Lo que buscan los grupos preocupones es hacer que sea ilegal vender juegos muy violentos a menores de edad, los defensores de la industria de los videojuegos dicen que esa medida es inconstitucional y un atropello a la Primera Enmienda de la constitución norteamericana, que protege la libertad de expresión.
Ese es más o menos el panorama que acaba de sumar un nuevo paladín en favor de dejar en paz de una vez a los videojuegos: Stan Lee. El legendario creador de tantísimos personajes de comics clásicos escribió una carta instando a los gamers de todas partes a unirse a la Video Game Voters Network para defender la constitución y a los artistas de los videojuegos. Lee sabe de intentos de censura a los nuevos medios, ya que en los 50 fueron los comics los que estaban en tela de juicio por considerarse violentos y caustantes de “delincuencia juvenil”, y fueron perseguidos, quemados y prohibidos como ahora se quiere hacer con los videojuegos.
¿Por qué es importante esto? Porque si se restringen las ventas de videojuegos, se está debilitando nuestros derechos a la libertad de expresión, y abriendo la puerta a nuevas restricciones de libros y películas.
Lejos de ser peligrosos, los videojuegos son contribuciones poderosas al entretenimiento, economía, educación y sociedad de nuestra nación.
Claro, no es que Stan Lee o la industria quieran que los niños jueguen a lo que sea, porque todo tiene un límite. Lo que argumentan es que ellos mismos ya tienen un sistema de ratings instaurado, que según dicen les funciona bastante bien, y que los juegos clasificados AO (el equivalente al X en las películas) difícilmente llegan a ser certificados por los fabricantes de consolas, y vendidos por los principales minoristas, como cuentan en este extenso recuento de todas las posturas del asunto en Kotaku.
Lo que está en juego aquí, es que esta forma de expresión está siendo considerados más peligrosa de lo que se considera a las películas, los libros o la música, buscando multar a quienes los vendan a los menores, dando a entender que todo lo malos que se dice que son, cosa que no se ha probado fehacientemente, Me imagino que ustedes coincidirán conmigo en afirmar que han crecido jugando algún que otro juego violento y esto no les da ganas de ir a matar gente de verdad por las calles ¿verdad?
Así como al gran Stan le sorprende que “substituye video juegos por comics y tienes un replay siglo XXI de la locura de 1950”, y le sigue pareciendo tan mala idea ahora como lo fue antes, a mi me entristece ver como una y otra vez se ataca a las formas de expresión diferentes, se las demoniza como la raíz del mal en ocasiones donde son los contextos y las sociedades las que colaboran a provocar violencia entre las personas. Parece una locura ver como generación tras generación, algunos grupos no terminan de entender o aceptar los nuevos formatos y saltan a gritar “por el bien de los niños” en busca de censurar y prohibir lo que les molesta. Pero al parecer gran parte de la sociedad coincide con estos grupos además, como contaban nuestros amigos de Ecetia hace unos días, más del 72% de los adultos en Estados Unidos estarían de acuerdo con la prohibición a la venta de juegos a menores según una encuesta. En noviembre se enfrentarán todas las posturas sobre este debate ante la Corte, ojalá el resultado sea en favor de la libertad de expresión, sin incurrir en la criminalización de los videojuegos.
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